El presidente estadounidense niega ofrecer concesiones y asegura haber destruido las instalaciones nucleares iraníes, mientras Teherán denuncia contradicciones y juegos psicológicos, descartando el retorno a negociaciones bilaterales.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este lunes que “no ofrece nada a Irán” de cara a unas posibles negociaciones sobre su programa nuclear, al tiempo que reiteró que las instalaciones nucleares iraníes fueron “totalmente eliminadas” con los bombardeos estadounidenses.
“Digan al falso senador demócrata Chris Coons que no estoy ofreciendo nada a Irán, al contrario que (el expresidente Barack) Obama, quien les pagó miles de millones de dólares bajo el estúpido ‘camino a un arma nuclear JCPOA, que ya habría expirado”, dijo, en referencia al histórico acuerdo nuclear de 2015.
Trump, quien durante su primer mandato sacó unilateralmente a Washington del citado acuerdo –que imponía restricciones y supervisiones al programa nuclear de Irán a cambio de una retirada de sanciones–, subrayó además que “ni siquiera está hablando” con el Gobierno iraní, dado que Estados Unidos “eliminó totalmente sus instalaciones nucleares”.
El mandatario estadounidense insinuó hace días que podría mantener conversaciones esta semana con Irán para reactivar el proceso de negociaciones, si bien Teherán rechazó confirmar este extremo y puso en duda las intenciones de Washington después de su respaldo a la ofensiva israelí del 13 de junio -que el 24 de junio paró a través de un alto al fuego- y sus propios bombardeos contra instalaciones nucleares iraníes.
El propio Trump negó que su Administración discutiera la posibilidad de ayudar a Irán a acceder a 30,000 millones de dólares para construir un programa nuclear civil y tildó de “falsas” las informaciones de las cadenas CNN y NBC, que apuntaron que estaría sopesando incentivos económicos para Teherán a cambio del fin del enriquecimiento de uranio en el país.
Por su parte, el Gobierno de Irán acusó este lunes a Trump de “cambiar constantemente sus posiciones” y de llevar a cabo “un juego psicológico y mediático”, al tiempo que negó que estuviera sobre la mesa la posibilidad de retomar contactos bilaterales con Washington.
“Por la mañana se escucha que se van a adoptar tales y cuales medidas y por la tarde imponen un nuevo paquete de sanciones. Los cambios en las posturas y las fluctuaciones no son de fiar”, señaló el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Esmaeil Baqaei, quien recalcó que las palabras desde Washington generan dudas en el Ejecutivo de Irán.
“Deben ser consideradas más bien en un contexto de juegos psicológicos y mediáticos que como una declaración seria para un diálogo o una resolución de conflictos”, subrayó, antes de recordar que ambos países estaban sumidos en un diálogo cuando Israel lanzó el 13 de junio su ofensiva contra el país centroasiático, para la que se alcanzó un alto al fuego el 24 de junio.
Así, pidió “no olvidar que se estaba en la cumbre de un proceso diplomático” y que “cuando se suponía que iba a haber una sexta ronda de negociaciones dos días después, el régimen sionista, con cooperación y coordinación de Estados Unidos, llevó a cabo una agresión militar contra Irán”.
Por otra parte, destacó que la cooperación con el Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) no es posible en esos momentos debido a su postura ante la ofensiva militar de Israel contra el país centroasiático y reclamó a la organización que “actúe en línea con sus deberes técnicos” y “no sea influido” por algunos de sus miembros.
“La agencia es una institución internacional con deberes claros, mientras que los deberes de su director general también están claros”, señaló Baqaei, en línea con las críticas de Teherán contra el organismo y su jefe, Rafael Grossi, según recogió la agencia iraní de noticias Tasnim.
“Lo que pedimos es que el director general (del OIEA) actúe en línea con sus deberes técnicos y que no sea influido por algunos miembros de la agencia”, afirmó, antes de acusar a Francia, Reino Unido y Alemania -conocidos como el E3- de “presionar a Irán” a través del organismo, incluida la última resolución aprobada por el organismo apenas un día antes de que Israel lanzara su ofensiva usando precisamente este texto como argumento.
El conflicto estalló el 13 de junio, cuando Israel lanzó una ofensiva militar contra el país -que respondió disparando misiles y drones contra territorio israelí-, a la que se sumó el 22 de junio Estados Unidos con una serie de bombardeos contra tres instalaciones nucleares de Irán, si bien dos días después se alcanzó un alto al fuego.
Israel afirmó que el objetivo de su ofensiva, lanzada un día después de que la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) aprobara una resolución que sostenía que Irán estaba violando sus obligaciones a partir un informe del 31 de mayo, era hacer frente a un supuesto programa de armamento nuclear por parte de Teherán, unas acusaciones rechazadas en reiteradas ocasiones por Teherán.
Los ataques fueron lanzados además dos días antes de una nueva ronda de contactos entre Estados Unidos e Irán para intentar lograr un nuevo acuerdo nuclear, suspendidos desde entonces por parte de Teherán, en medio de los esfuerzos para alcanzar un nuevo acuerdo, después de que el anterior quedó vaciado de contenido por la salida de Estados Unidos del mismo, decisión que llevó al Gobierno iraní a reducir sus compromisos en el marco del pacto.